El Mindfulness, cada vez más integrado en la vida occidental por sus beneficios sobre la salud física y emocional, invita a estar en el ahora, viviendo la experiencia, aunque no siempre nos resulte agradable
Mindfulness ha sido traducida en diferentes formas. Las traducciones más comunes son Atención Plena, Presencia, Conciencia o Plena Conciencia. Es, en definitiva, prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación.
Un poco de historia
Durante los últimos 30 años, la práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose en la Medicina y Psicología de Occidente. Es aplicada y se estudia científicamente y por ello es reconocida como una manera de forma efectiva de reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físicos y psicológicos asociados al estrés y mejorar el bienestar general.
Vivir el presente
No podemos vivir sin la capacidad de estar presente. Esa capacidad es la que nos permite recordar hacia dónde estamos caminando mientras lo estamos haciendo, aunque en ese caminar te hayas distraído con numerosos pensamientos. Sin Mindfulness sería probamente imposible observar y reconocer la propia experiencia y vivir en este mundo que vivimos y hemos creado.
En muchas ocasiones, confundimos lo que es tener el control de nuestra atención con estar atendiendo de forma constante a esos pensamientos del pasado o del futuro. ¿Cuánto dedicamos a pensar en lo que está sucediendo ahora mismo, en este preciso instante? Poco, algo, una pequeña porción, nada…
Mindfulness te permite reconocer lo que está sucediendo “ahora”, mientras está sucediendo. Te permite aceptar de forma activa el fluir de esa experiencia que se está viviendo.
Mindfulness te permite reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, mientras aceptas de forma activa el fluir de la experiencia tal cual se está dando. Por ello, cuando experimentemos algo desagradable, que es inevitable, ya que estamos vivos y esto ocurrirá tarde o temprano, nos podremos ahorrar el sufrimiento añadido de tener que lograr que aquello desagradable desaparezca. Esa sensación de quedarte solo con lo que experimentamos sin agregar nada más es lo que la práctica de mindfulness permite.
Beneficios
Es muy útil para mejorar la gestión emocional y se ha demostrado que nos aporta numerosos beneficios para nuestra salud física y emocional.
- Mejor control y gestión emocional.
- Mejora la capacidad de concentración.
- Mejora la capacidad de memoria.
- Aumento de la relajación.
- Reducción del insomnio.
- Protege contra el estrés y contra la ansiedad.
- Disminuye los niveles en sangre de cortisol y reduce la presión arterial.
- Favorece los momentos de creatividad.
- Favorece el autoconocimiento.
¿Cuándo practicarlo?
Lo ideal es practicar el Mindfulness durante media hora al día, aunque al comienzo es recomendable empezar con sesiones más cortas, no más de diez minutos. Esto se hace para poder ir aclimatando la mente a las nuevas sensaciones e ir construyendo poco a poco los estados mentales de meditación.
Si tratas de hacerlo más tiempo al principio quizás puedas frustrarte por no saber hacerlo y puede que te canses y abandones. ¿Quieres abandonar?
Así que tómatelo con calma, porque todo lleva su tiempo y aprende desde la conciencia a hacer Mindfulness.
¿Dónde realizarlo?
Trata de buscar un sitio libre de ruidos, desactiva el teléfono y elige una música de fondo que te relaje con ciclos repetitivos para evitar posibles distracciones. Ponte ropa cómoda y si puedes: descálzate y toma contacto con la tierra.
¿En qué posición puedes practicarlo?
Siéntate cómodamente en el suelo, intenta dejar la postura con tu espalda en un ángulo recto para que puedas respirar más fácilmente. Para mayor comodidad puedes usar un cojín o esterilla. Relaja los brazos y piernas. Puedes dejar caer los brazos apoyándolos encima de las caderas o colgando.
Empecemos por un ejercicio
¿Preparados? Concentra la atención en la respiración. Escúchala, siéntela… siente cómo recorre tu cuerpo. Tan sólo reconoce y deja que fluya… En el momento en que toda tu atención esté inmersa en la conciencia de la respiración, podrás emitir un mantra, podrás utilizar un sonido corto, por ejemplo “ohm” o una palabra corta que puedas repetir para inducir a la relajación. La puedes emitir mentalmente o en voz alta. Es importante que mientras haces esto visualices un lugar agradable y con armonía que te produzca placer y bienestar.
¡¡¡Déjate llevar y disfruta!!!
Lola Pérez Arocha
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Naturaleza Savia destaca:
- Mindfulness ha sido traducida en diferentes formas. Las traducciones más comunes son Atención Plena, Presencia, Conciencia o Plena Conciencia. Es, en definitiva, prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación.
- Cuando experimentemos algo desagradable, que es inevitable, nos podremos ahorrar el sufrimiento añadido de tener que lograr que aquello desagradable desaparezca. Esa sensación de quedarte solo con lo que experimentamos sin agregar nada más es lo que la práctica de mindfulness permite.
- Comienza con un sencillo ejercicio, en un lugar tranquilo, descálzate centra tu atención en la respiración, escúchala, percíbela, siente cómo recorre tu cuerpo. Para empezar practicar diez minutos, ya habrá tiempo de ir aumentando la experiencia con práctica.