Están siendo tiempos difíciles en los que sentimos mucha inestabilidad e incomodidad. Te proponemos un sencillo ejercicio para saber en qué áreas debes poner tu atención y foco y convertir la incertidumbre en resiliencia
A todos nos gusta saber qué viene a continuación, qué va a pasar después, tener cierta sensación de control. Incluso aunque nos apasionen las sorpresas y la aventura, al final queremos saber cuál será el resultado de las posibles posibilidades. Y si no lo logramos, esa necesidad de cierre, de saber cuál es el desenlace, hace que perdamos la paciencia y nos encontremos instalados en la incomodidad.
Aunque no nos guste, el mundo está cambiando rápidamente como consecuencia de la Covid-19. No nos queda más remedio que aprender a vivir en la incertidumbre, porque no sabemos a ciencia cierta los impactos de esta crisis ni su duración. Y no hablamos sólo del riesgo posible para la salud, sino el no saber qué pasará con nuestra actividad profesional, nuestras relaciones y, en definitiva, nuestro futuro.
Cuando esta situación se prolonga en el tiempo y puede afectar a algún área importante de nuestras vidas (familia, economía, trabajo…) corremos el riesgo de padecer estrés crónico. Sus efectos pueden manifestarse con síntomas como nerviosismo, falta de apetito, dificultades para conciliar el sueño, dificultades para concentrarse o para disfrutar con nada… afectando a nuestra salud.
¿Qué puedes hacer para gestionar la incertidumbre?
Está claro que siempre habrá cosas que escapen a tu control, pero darles vueltas continuamente no hará que cambie nada y, sin embargo, te quitará muchísima energía. Así que te propongo que hagas un saludable ejercicio mental recomendado por S. Covey en su libro “Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas”.
En primer lugar, piensa en tu vida laboral, personal o familiar y haz una lista de las cosas que te preocupan. Escríbelas usando frases cortas y sencillas.
¿Son muchas? ¿Cómo te hacen sentir? ¿Dónde estás poniendo el foco?
Realiza ahora tres círculos como los que aparecen en la imagen y coloca los diferentes asuntos de tu lista en una de estas zonas:
- Zona de preocupación: todas las preocupaciones que no dependen en absoluto de ti y sobre las que no tienes ningún margen de actuación. Por ejemplo, lo que va a pasar en el futuro con la epidemia, lo que opinan los demás, las noticias o lo que sucederá con tu trabajo, ya sea porque la situación de tu empresa sea incierta o porque no tengas la respuesta a un proceso de selección
- Zona de influencia: sitúa aquí aquello sobre lo que tienes capacidad de influencia, aunque su solución no está enteramente en tus manos y tu margen de actuación es más reducido. Por ejemplo, el ambiente en tu equipo de trabajo está deteriorándose como consecuencia del clima de incertidumbre o algún colaborador no está rindiendo como esperabas. En este caso, tu forma de gestionar estas situaciones, tiene la capacidad de generar cambios.
- Zona de control: aquí debes incluir todas aquellas preocupaciones sobre las que tienes un control total, como puede ser lo que lees, tus opiniones, lo que dices y cómo lo dices, cómo te cuidas, etc.
Repasa de nuevo las preocupaciones de tu lista. ¿Hay algo que trasladarías de un círculo a otro? Cuando lo haces ¿qué ocurre?, ¿ganas o pierdes energía?
Enfoca tu atención y tu energía en las zonas de control y de influencia. En la primera estarás más a gusto, las acciones son más fáciles de planificar, pues los objetivos son tuyos y conseguirlos sólo depende de ti. Y no es un área inamovible, pues cuanta más influencia ejerzas sobre los otros, sobre tu entorno, más ampliarás tu zona de control. Interesante, ¿verdad?
Cuando pones el foco en aquello sobre lo que puedes influir, tu creatividad aumenta y tu visión se amplía, transformando esa incertidumbre en resiliencia. Te ayuda a centrarte en las posibles soluciones y alternativas en lugar de en los problemas. Por ejemplo, podrías pensar una nueva forma para aproximarte a las empresas que te interesan si estás en búsqueda activa de trabajo. O podrías elegir una nueva manera de organizar tu tiempo y tus asuntos para ser más eficiente. O buscar una nueva manera de hablar con ese familiar que te produce tanta tensión. Las posibilidades son infinitas.
Si estás buscando trabajo, conviértete en el candidato perfecto
La Real Academia Española define la resiliencia como «la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos». En el mercado laboral sería la capacidad para manejar bien el estrés y adaptarse a los cambios.
Estas crisis nos ofrecen, sin duda, una buena ocasión para fortalecer nuestra capacidad de resiliencia, lo que nos ayudará a ser más felices y a ser l@s candidat@s perfect@s, pues es una de las cualidades más valoradas por las empresas en estos tiempos tan cambiantes. Los departamentos de RR.HH. buscan hoy a emplead@s capaces de recuperarse de una crisis, controlar sus emociones ante una situación complicada y salir reforzados de los desafíos.
Consejos para afrontar la crisis
Aunque puede que no te resulten novedosos (durante esta crisis nos hemos visto inundado de consejos para sobrellevar el encierro, trucos para teletrabajar o fórmulas para sobrevivir con niños sin morir en el intento…), te garantizo que estas sugerencias funcionan. Y sus resultados son espectaculares con compromiso y constancia.
- Limita las noticias negativas que recibes cada día, ya sea dedicándote un rato nada más al día o limitándote a un único resumen confiable.
- Concéntrate en tus rutinas diarias para mejorar la sensación de control.
- Cuida tu sueño, tu alimentación y mueve tu cuerpo (ya sea andando, bailando o practicando algún deporte).
- Iníciate, si aún no lo has hecho, en la meditación. Te ayudará en tu equilibrio y bienestar.
- Cuida tus relaciones sociales y afectivas aunque sea a través de medios digitales.
Entonces, ¿te animas a ponerlos en práctica?
Sandra Martínez
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Naturaleza Savia destaca:
- El mundo está cambiando rápidamente como consecuencia de la Covid-19. No nos queda más remedio que aprender a vivir en la incertidumbre. Está claro que siempre habrá cosas que escapen a tu control, pero darles vueltas continuamente no hará que cambie nada y, sin embargo, te quitará muchísima energía.
- Te proponemos que pienses en tu vida laboral, personal o familiar y haz una lista de las cosas que te preocupan. Escríbelas usando frases cortas y sencillas. ¿Son muchas? ¿Cómo te hacen sentir? ¿Dónde estás poniendo el foco?
- Cuando pones el foco en aquello sobre lo que puedes influir, tu creatividad aumenta y tu visión se amplía, transformando esa incertidumbre en resiliencia. Te ayuda a centrarte en las posibles soluciones y alternativas en lugar de en los problemas.