¿Has pensado que el primer alimento es el aire? Necesitamos al menos 10.000 litros por día; es decir, unas 20.000 respiraciones
En reposo, respiramos de 12 a 15 veces por minuto y en cada respiración se moviliza más o menos medio litro de aire, por lo que cada minuto respiramos entre 6 y 7,5 litros de aire en un actividad sedentaria; con actividad física intensa aumenta a entre 120 y 200 litros por minuto.
Ese aire debe ser puro y fresco, libre de tóxicos, alérgenos y patógenos, pero la atmósfera urbana contiene partículas en suspensión (polvo, polen, etc.), tóxicos químicos (VOC) y patógenos (virus, bacterias…) y muchos llegan al interior de los pulmones e incluso al flujo sanguíneo.
Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra que la contaminación por partículas PM2,5 (partículas de menos de 2,5 micras) provoca más problemas de lo que se creía. La exposición a largo plazo a las partículas PM2,5 es muy poco saludable: puede causar aterosclerosis, efectos adversos en los partos y enfermedades respiratorias en la infancia. Pueden afectar al neurodesarrollo, función cognitiva y diabetes y se relacionan con problemas cardiovasculares y respiratorios.
Rodeados de asfalto y hormigón, muchos hemos elegido vivir en la ciudad, de una forma poco natural, donde estamos cargados de electroestrés, el estrés eléctrico, incapaces de la descarga a tierra por el pavimento aislante (dieléctrico). Respiramos una atmósfera sucia y eléctrica, poco sana, saturada de patógenos, polvo, polen y otras substancias químicas en suspensión, con varios millones de partículas por centímetro cúbico. Es una atmósfera cargada de electrosmog, aire saturado de iones positivos (cationes), y con ausencia casi total de iones negativos. Frecuentemente nos encerramos, durante horas, en pequeños recintos metálicos sobre ruedas cuya atmósfera, sobrecargada de iones positivos, aumenta el estrés, reduce la capacidad de reacción y favorece la somnolencia, lo que causa aumento de los accidentes de tráfico.
Aire medicinal, aire ionizado
Una atmósfera eléctricamente cargada, como la que nos agobia antes de una borrasca, nos hace sentirnos inquietos, con ahogos, muy desasosegados y potencialmente agresivos; es el estrés electromagnético o electroestrés, causado por la gran carga eléctrica del aire enfermante, saturado de iones positivos, que dificultan la respiración y disminuyen la capacidad para absorber oxígeno. Pero después de la tormenta llega la calma… gracias al efecto benéfico de la lluvia, los iones negativos (aniones), llamados iones felices, descargan y refrescan la atmósfera, dilatan los bronquios, ayudan a respirar y mejoran la oxigenación, permitiendo el relax, el sueño y el descanso profundo. Nos sentimos, en definitiva, en equilibrio y bienestar.
El ambiente interior de nuestras casas y de muchas oficinas, donde pasamos hasta el 80% de nuestro tiempo, está saturado de iones positivos (cationes). Esto es producido por la contaminación ambiental, el aire mal acondicionado, ordenadores, telecomunicaciones y otros aparatos eléctricos (electrodomésticos). Esto es con frecuencia la causa de problemas respiratorios como rinitis, asma y alergias, especialmente en las personas con hipersensibilidad ambiental (SQM-EHS) y en los niños.
La calidad del aire es una de las causas del Síndrome del Edificio Enfermo (Sick Building Syndrome), tan frecuente en espacios interiores contaminados y muy electrificados. Este clima artificial, con la atmósfera viciada y muy electrostática, es causa de fatiga y cefaleas y produce una sensación de agobio, pesadez y claustrofobia que se percibe en grandes almacenes, gimnasios, hospitales y muchos edificios de oficinas.
Equilibrio bioeléctrico
El equilibrio del ambiente bioeléctrico se consigue con abundantes plantas vivas, que trabajan gratis para nosotros, filtrando, perfumando e ionizando el aire interior. Pero se hace más eficazmente con el uso de
ionizadores del tipo Ión-Plasma, que aseguren una alta tasa de ionización negativa (10.000-50.000 iones/cm3) y que estén exentos de ozono (menos de 0,1 ppm de O3). Los ionizadores eliminan los problemas alérgicos (asma, fiebre del heno) y facilitan las funciones respiratorias al garantizar una alta calidad del aire, con una atmósfera electronegativa, limpia y fresca y libre de partículas (polvo, polen, agentes patógenos, VOC).
Una atmósfera con iones negativos facilita el relax físico y mental y ayuda a superar la ansiedad
Ésta es la atmósfera limpia que encontramos a la orilla del mar, junto a una cascada o en el lindero del bosque. Este aire medicinal crea un ambiente ionizado negativamente, como el de un balneario, facilita el relax físico y mental, mejora la memoria y la concentración y ayuda a superar la ansiedad y la neurosis, sin utilizar ansiolíticos ni tranquilizantes. Una atmósfera con iones negativos mejora el entorno de trabajo y aumenta el rendimiento laboral.
La benéfica acción biológica de los iones negativos, llamados las vitaminas del aire, ha sido demostrada por múltiples investigaciones científicas en biometeorología y los médicos, como los expertos en climatización, saben que un ambiente bioeléctrico equilibrado es un factor de relax, salud y confort ambiental.
Espacios seguros
La reciente pandemia a causa del coronavirus ha incrementado la preocupación por la calidad del aire y surge gran alarma social por la contaminación biológica a causa de microorganismos patógenos (virus, bacterias, hongos… parásitos). Mejorando a los antiguos ionizadores, gracias a las investigaciones de la NASA, disponemos de purificadores de aire con tecnología de vanguardia. Utilizan la oxidación fotocatalítica, peróxido de hidrógeno más tres tipos de iones negativos, para destruir cualquier patógeno y ofrecer espacios seguros sin contagios, aire puro y fresco eliminando el 99% de hongos, bacterias y virus.
Carlos M. Requejo
Domobiotik
Naturaleza Savia destaca:
- La atmósfera urbana contiene partículas en suspensión (polvo, polen, etc.), tóxicos químicos y patógenos (virus, bacterias…) de los cuales muchos llegan al interior de los pulmones e incluso al flujo sanguíneo.
- El ambiente interior de nuestras casas y de muchas oficinas, donde pasamos hasta el 80% de nuestro tiempo, está saturado de iones positivos (cationes), producido por la contaminación ambiental y con numerosos efectos negativos sobre el organismo.
- La reciente pandemia a causa del coronavirus ha incrementado la preocupación por la calidad del aire y surge gran alarma social por la contaminación biológica a causa de microorganismos patógenos (virus, bacterias, hongos… parásitos).
- El equilibrio del ambiente bioeléctrico se consigue con abundantes plantas vivas, que trabajan gratis para nosotros, filtrando, perfumando e ionizando el aire interior. Muy eficaces son también los ionizadores, que garantizan una alta calidad del aire, con una atmósfera limpia y fresca y libre de partículas.
Llénate de vida