La Medicina China entiende al ser humano como un todo integrado a su vez a la Naturaleza y sus ciclos
La necesidad de estar sano y la búsqueda de la inmortalidad ha estado presente en todas las culturas de Occidente y Oriente. Así surgió en China el Taoísmo que, entre otras ramas del conocimiento, incluía la Medicina.
Además de la acupuntura y la fitoterapia, las vertientes más extendidas en Occidente, la Medicina China abarca mucho más. Se trata de una filosofía de vida mucho más profunda que el simple alivio de enfermedades.
En ésta el ser humano se entiende en su conjunto y, a su vez, integrado en la Naturaleza y sometido a sus ciclos, es decir, a su «energía vital» o «qi».
Un desequilibrio entre el Yin y el Yang da lugar a la enfermedad
En la Naturaleza observamos dos fenómenos de naturaleza opuesta pero inseparable, el Yin y el Yang. El Yin es la parte femenina, tranquila y fría mientras que el Yang es la masculina, activa y caliente. Así, en la Naturaleza, la máxima expresión del Yin sería el invierno y la máxima del Yang, el verano.
El ser humano posee igualmente estas dos vertientes, Yin y Yang. Un desequilibrio entre estas fuerzas opuestas daría lugar a la enfermedad.
¿Por qué se produce el desequilibrio? Precisamente porque el hombre se empeña en vivir de espaldas a la energía vital que hay en la Naturaleza, esto es, come lo que no debe y a la hora incorrecta, respira aire con polución, gestiona mal sus emociones, está sometido a ondas electromagnéticas… todo esto va provocando un desequilibrio en su propia energía que le lleva a padecer enfermedades.
En la medicina china, el corazón se relaciona con la alegría, el bazo con la preocupación, el riñón con el miedo y el hígado con la ira
El ser humano vive también los ciclos de la Naturaleza. Cada estación va marcando los cuidados que debemos tener con respecto a la salud y las emociones. Así, el verano se corresponde con el corazón; el otoño, con el bazo y páncreas; el invierno, con el riñón, y la primavera, con el hígado. Cada órgano se relaciona, por otro lado, con una emoción: el corazón con la alegría, el bazo con la preocupación, el riñón con el miedo y el hígado con la ira.
Es importante, si queremos mantener la salud, que estemos siempre en consonancia con los ciclos naturales y seamos conscientes de que estamos integrados en la Naturaleza y no podemos prescindir ni vivir de espaldas a ella. Por eso, debemos cuidar nuestra alimentación, respirar aire sano, pasear entre árboles, meditar, gestionar nuestras emociones, dormir las horas necesarias y, en definitiva, equilibrar nuestra energía vital antes de que aparezca la enfermedad.