Esta práctica no es sólo un deporte, es un camino de superación, de romper límites, conectar con la intuición y encontrar el equilibrio
Giovanni Schiantarelli, instructor de tiro con arco, nos adentra en esta disciplina física y espiritual:
Desde hace mas de veinte años practico el tiro con arco. Al principio sólo es practicar tirando flechas a un parapeto. Luego viene la superación y «estudiar» el arco, la manera de tirar, la postura y leer aquí y allá, recabando información que ayuda a mejorar las tiradas.
Llega un momento en que uno se da cuenta de que, a pesar de querer emular a los grandes arqueros que enseñan sus técnicas y dan la pauta para llegar a ser casi tan bueno como ellos, uno descubre lo que realmente significa el tiro con arco. No está exento de una disciplina que hay que llevar a rajatabla, pero se comienza a experimentar de una manera más personal. A partir de entonces se van descubriendo las grandes y maravillosas aptitudes, no sólo deportivas sino también espirituales, que puede alcanzar un ser humano en ésta y otras muchas actividades.
El tiro con arco, a partir del momento en el que una persona se da cuenta de que puede llegar mucho más allá, se convierte en un constante reto de aprendizaje.
Partiendo de la base sólida de la postura, llega la paz interior, la visión clara y rotunda
Partiendo de una base sólida e inalterable como es la postura, la posición de codo, dedos, pies y cabeza, que se van adquiriendo con la práctica, llega la paz interior, la falta de ansiedad en la suelta, la visión clara y rotunda de donde se quiere posicionar la flecha que, en definitiva, nos lleva a que los cuatro elementos (arco, arquero, flecha y parapeto) se conviertan en una sola acción, en un solo objetivo.
Con el tiempo, y eso depende de cada uno, se va afianzando la seguridad en el tiro, aparece el instinto -el que nos han quitado con tanta tecnología-, la intuición; volvemos a recuperar la naturaleza del cazador, el esfuerzo con el que se consiguen los éxitos por uno mismo… el equilibrio y el bienestar.
Y esto no es todo. Una vez que se domina el instinto perdido, las subidas de adrenalina se van sucediendo cada vez más incrementando la necesidad de ponerse más retos y de saber dónde esta nuestro siguiente límite.
Su práctica mejora la toma de decisiones y da mayor amplitud mental en el día a día
El tiro al arco es un camino a la paz interior, a la mejora en la toma de decisiones y a la amplitud de la visión de los acontecimientos diarios, aquellos que nos agobian y aumentan el estrés y que acabamos por dominar y erradicar a través de este completo deporte.
Desaparece el sentimiento competitivo, el que nos hace creer que somos mejores que los demás; aumenta el sentido del compañerismo, el que afianza la pasión por este noble arte, no para estar enfrentado al compañero sino para disfrutar con él lo aprendido al compartir cada tirada. Aprendemos de otros y mejoramos como ser humano.
Pero todo tiene un recorrido que no hay que obviar. Creer que sólo por saber cómo se tira una flecha con un arco o haber conseguido ciertos efímeros éxitos ya se domina la técnica y el conocimiento lleva a muchas personas al estancamiento.
Un noble arte que ayuda a encontrarse a uno mismo
Es fundamental comprender que arco, arquero, flecha y parapeto han de ser una sola unidad. Cuando no se consigue sentirlo como tal, lo mejor es seguir buscando el equilibrio, quitándole toda importancia a donde va la flecha y centrarse cómo se ha conseguido aquella unidad. Si uno se concentra en cómo ha tirado y no dónde está la flecha después de tirar, ha logrado el equilibrio entre los cuatro elementos y ha sentido toda la fuerza que genera dicho equilibrio, la flecha estará donde tiene que estar, donde uno quiere que esté.
La paciencia, el no tener prisa, el buen asesoramiento de un profesional, la elección de las herramientas para acometer esta tarea, el interés por lograr un buen objetivo mediante un buen aprendizaje, todo ello nos lleva a la consecución no sólo de la diversión y entretenimiento que produce esta actividad sino a la conquista de nuevos retos desconocidos hasta entonces para cada uno.
Animo a todo aquel que desee encontrarse a si mismo, a todo aquel que quiera lograr paz de espíritu, que pruebe este noble arte secular del tiro con arco o solamente conocer el ambiente arquero y saber por qué, después de tirar, nos sabe mejor la cerveza 😉
Giovanni Schiantarelli
Naturaleza Savia destaca:
- El tiro con arco, a partir del momento en el que una persona se da cuenta de que puede llegar mucho más allá, se convierte en un constante reto de aprendizaje.
- Con el tiempo se va afianzando la seguridad en el tiro y aparece el instinto; volvemos a recuperar la naturaleza del cazador, el esfuerzo con el que se consiguen los éxitos por uno mismo… el equilibrio y el bienestar.
- El tiro al arco es un camino a la paz interior, a la mejora en la toma de decisiones y a la amplitud de la visión de los acontecimientos diarios; es compañerismo, intuición, motivación, diversión y entretenimiento.