Y llenó la casa de luz…
Cuenta una leyenda que en su lecho de muerte un anciano llamó a sus tres hijos y les dijo:
-No puedo dividir en tres lo que poseo. Eso dejaría muy pocos bienes a cada uno de vosotros. He decidido dar todo lo que tengo como herencia al que se muestre más hábil, más inteligente, más astuto, más sagaz. Dicho de otra forma, a mi mejor hijo. He dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de vosotros. Tomadla. El que compre con esa moneda algo con lo que llenar la casa se quedará con todo. Se fueron.
Luz para iluminar nuestras sombras y escucharlas
El primer hijo compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta la mitad.
El segundo hijo compró sacos de pluma, pero no consiguió llenar la casa mucho más que el anterior.
El tercer hijo sólo compró un pequeño objeto. Era una vela. Esperó hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz.
Siempre me ha gustado mucho esta historia, el fuego calienta cuerpo y alma y la luz te guía cuando ilumina tu exterior y tu interior también. Quizá me ha gustado por mis resistencias a las sombras. Me he pasado años en constante guerra con ellas, en alerta para, en cuanto apareciesen, ahogarlas. Sólo una luz, una vela, darlas espacio, escuchar lo que tienen que decir y aceptarlas me habría ahorrado años de pelea, de estar en continua alerta y de vergüenza por ser lo que era.
Estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven
No hay nada peor que no ser conscientes de cómo somos, ocultar y ocultarnos, y es algo tan común… «Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven», reflexionaba José Saramago en su «Ensayo sobre la ceguera».
Es, sin duda, trabajo para toda una vida: aceptarse, acoger las singularidades de cada uno, con sus fortalezas, fallos y contradicciones y acoger también la singularidad de la vida; abandonar las armas como la frustración o el resentimiento para dejar espacio no a la calma total, porque no existe, sino a la serenidad y el equilibrio, a la apertura a nosotros, a los otros, al mundo… a estar más vivos.