Este 21 de enero se celebra el Día Mundial del Abrazo en un escenario, protagonizado por la pandemia, que nos ha hecho darnos cuenta más que nunca del calor del contacto físico
El Día Mundial del Abrazo surgió en Michigan, EE UU, en 1986 para alentar a la población norteamericana, poco dada a mostrar sus sentimientos en público, a que se abrazara más. La festividad pronto se extendió por otros países.
Y es que dar y recibir abrazos es todo beneficios. Esta demostración de afecto que puede tener un trasfondo de amor, amistad, comprensión o apoyo, hace que liberemos oxitocina, la hormona de la felicidad, y generemos dopamina y serotonina, provocando una sensación de bienestar instantánea. Está demostrado científicamente que mejora el humor y rebaja el estrés y la ansiedad.
En este último año, regido por la pandemia, el confinamiento y la evitación del contacto físico, muchos hemos podido notar la ausencia del potente poder curativo del abrazo.
Ricardo Ramos Rodríguez, lector de XL Semanal, escribió unas líneas a El bloc del cartero de este medio en la que describía bellamente ese sentir y la necesidad y valor de los abrazos. La carta de Ricardo decía así:
Abrázame, que nunca se sabe
Casi todas las infancias de mi generación (tengo veintisiete años) contienen una vivencia común: los atracones forzosos en casa de los abuelos. «Cómetelo, que nunca se sabe cuándo puede venir otra guerra», solía decir la mía, aunque fuese un garbanzo lo que me dejase en el plato. Su gran trauma colectivo fue el hambre. Y por eso, desde entonces, atesoraron, previsores, cada ocasión de alimentarse como si pudiese ser la última y vieron en cada mesa llena un privilegio.
Mientras tanto, nosotros, capaces de vaciar sin remordimiento media nevera en la basura, crecimos en una burbuja de presunta seguridad en la que, estábamos convencidos, nunca pasaría nada.
Ahora recibimos nuestra primera herida. Si esta pandemia es nuestra guerra, nuestra hambre es de contacto, y creo que nuestros traumas serán el aislamiento y la distancia.
Por eso, me pregunto si en un futuro no nos convertiremos en precavidos atesoradores de cariño y dedicaremos a nuestros nietos frases como la que titula esta carta.
Ricardo Ramos Rodríguez, Calatayud (Zaragoza)
Quizá con la pandemia no podamos abrazar tanto como nos gustaría, pero sí podemos ser conscientes de su enorme valor, darlos siempre que podamos y dejarnos recibirlos; atesorarlos, como dice Ricardo. Y si algún día no tienes nadie a quien abrazar, te invitamos a abrazarte a ti mism@, a sentir tu calor, tu apoyo y tu comprensión.
Naturaleza Savia destaca:
- El Día Mundial del Abrazo surgió en Michigan, EE UU, en 1986 para alentar a la población norteamericana, poco dada a mostrar sus sentimientos en público, a que se abrazara más. La festividad pronto se extendió por otros países.
- Dar y recibir abrazos es todo beneficios. Hace que liberemos oxitocina, la hormona de la felicidad, y generemos dopamina y serotonina, provocando una sensación de bienestar instantánea. Está demostrado científicamente que mejora el humor y rebaja el estrés y la ansiedad.
- Quizá con la pandemia no podamos abrazar tanto como nos gustaría, pero sí podemos ser conscientes de su enorme valor, darlos siempre que podamos y dejarnos recibirlos; atesorarlos. Y si algún día no tienes nadie a quien abrazar, te invitamos a abrazarte a ti mism@, a sentir tu calor, tu apoyo y tu comprensión.
Llénate de vida