En la imagen, Nacho Dean, durante su aventura por el mundo, con el espectacular volcán Parinacota de fondo, en los Andes, Bolivia.
Nacho Dean es la primera persona de la historia en haber dado la vuelta al mundo caminando y haber unido los cinco continentes a nado. Amante de la naturaleza, es un soñador con un propósito claro, la conservación del planeta
Con el nuevo libro de Nacho ya en las manos -“La llamada del océano” (ed. Planeta)-, en el que plasma todas sus vivencias y aprendizajes durante su proeza, nos acercamos a este profesional de la naturaleza vegetal, animal y humana también, ya que sus experiencias y aventuras le han convertido en un auténtico experto en paciencia, constancia y voluntad.
Nacho, ¿el mejor compañero de un viaje es uno mismo?
La vida es un viaje y, de lo que no cabe ninguna duda, es que de quien nunca nos vamos a poder coger vacaciones es de nosotros mismos. Por ello, creo que es muy importante trabajar en la relación que tienen las personas consigo mismas. De la relación que tengamos con nosotros mismos depende también la relación con nuestro entorno y aquellos que nos rodean. Es un camino de aprendizaje y autoconocimiento, en ocasiones arduo y largo, hasta encontrar nuestro lugar en el mundo, pero creo que nuestra felicidad depende en gran medida de ello, de conocernos, de encontrar nuestro camino, ese equilibrio y paz interior. Del mismo modo que podemos ser nuestro mejor compañero de viaje, también podemos ser el peor; en nuestras manos está.
El éxito es como un iceberg, bajo lo que vemos está el trabajo, el esfuerzo, las renuncias…
¿Cuál es la clave para hacer un sueño realidad?
Tendremos miedos, dudas, inseguridades, pero hemos de afrontarlos. Para hacer nuestros sueños realidad es muy importante, en primer lugar, la pasión y actitud positiva para afrontar las dificultades y dar lo mejor de nosotros mismos. Cumplir nuestros sueños nos dará una fortaleza extra, pero no quiere decir que el camino sea fácil. En segundo lugar, planificar, tener cierta disciplina y voluntad para trazar una hoja de ruta y llevarla a la práctica. Hacer realidad nuestros sueños suena muy romántico, pero tiene que estar respaldado por el trabajo y esfuerzo diarios. Y, finalmente, habilidades como la resiliencia, la creatividad y la persistencia para afrontar las dificultades que nos salgan al camino. El éxito es como un iceberg, siempre vemos la punta pero nos olvidamos de esas ¾ partes que están debajo del agua y que son el trabajo diario, el esfuerzo, las renuncias…
¿En algún momento te planteaste tirar la toalla? ¿Qué te ayuda en esos momentos?
Sí, a lo largo de mi camino me he planteado abandonar varias ocasiones. Echas de menos a tu familia y amigos o vives situaciones dramáticas en las que te planteas el sentido de lo que haces. A lo largo de mis expediciones he presenciado un atentado terrorista, me han intentado asaltar tipos armados con machetes, contraje la fiebre chikungunya… La fuerza para continuar la obtengo, en primer lugar, de estar haciendo lo que me apasiona, tengo un compromiso conmigo mismo. Cuando haces lo que amas, tienes ganas incluso de que haya dificultades para ponerte a prueba, para ver de lo que eres capaz, siempre guiado por el espíritu de superación y la búsqueda de la excelencia. En segundo lugar, saber que lo que estás haciendo tiene una trascendencia, que sirve para algo, como es el propósito de conservación del planeta.
En cada uno de nosotros existe un enorme potencial natural físico y mental
¿Qué parte de ti has podido descubrir en esta aventura y qué te ha aportado?
Descubrir el enorme potencial que tenemos física y mentalmente; como siendo una persona normal de carne y hueso con foco, constancia y disciplina puedes conseguir grandes objetivos. Grandes gestas que parecen imposibles, como dar la vuelta al mundo caminando o unir nadando los cinco continentes, si las divides en pequeñas etapas y lo das todo en el día a día, no sólo las logras sino que lo puedes hacer mejorando incluso las expectativas. Regresa una persona muy consciente de quién es, de lo que quiere, de lo valioso que es el tiempo y el milagro que es estar vivo, una persona que ha descubierto su misión y alineada con un propósito.
¿Cuál ha sido la emoción que más te ha costado reconocer y qué te ha mostrado?
Mi vulnerabilidad. Somos frágiles, la vida puede dar un giro de 180º en cualquier momento. Sin embargo, reconocer que somos vulnerables y mostrarlo nos hace más fuertes y apreciar lo que tenemos.
¿Quién te ha enseñado más en todo este camino, el hombre o los animales?
El humano, aún siendo también un animal, es capaz de lo mejor y de lo peor. El mayor tesoro de mis expediciones son las personas, comprobar cómo más allá de la nacionalidad, las religiones o el idioma, somos todos muy parecidos. He atravesado países hindúes, musulmanes, budistas, cristianos y en todos me han tendido una mano, me han abierto las puertas de su casa y me han sentado a la mesa como uno más de la familia. Una de las maravillas de pasar 24 horas al día durante tres años a la intemperie es que eres testigo de los hermosos espectáculos que la naturaleza ofrece al mundo. Vas rebasando meridianos y sientes el planeta como un inmenso ser vivo del que formamos parte y en el que todo está interconectado. Observando la naturaleza y los demás animales descubres que ellos también se comunican, juegan, se relacionan, tienen enfermedades, cazan, sufren, se organizan en comunidades, tienen sus rituales… no somos tan distintos.
Lo que hacemos a la naturaleza nos lo hacemos a nosotros mismos
¿Qué estamos haciendo que consideras inadmisible para el cuidado de nuestra casa, nuestra naturaleza?
Hay tres grandes problemas que estamos ocasionando al planeta como consecuencia de la actividad humana: el calentamiento global como consecuencia del uso de combustibles fósiles y la emisión de gases de efecto invernadero; la contaminación por CO2, plásticos, vertidos químidos, residuos nucleares… y la sobre explotación de los recursos y la alarmante pérdida de biodiversidad. Hay informes científicos de la ONU y organizaciones como WWF que alertan de que en los últimos 50 años hemos perdido más de un 60% de la biodiversidad mundial y de que un millón de especies están en peligro de extinción. Considerar la naturaleza de nuestra propiedad y, por tanto, no respetarla, no apreciarla, no sentirnos agradecidos y creernos con el derecho a explotarla es un gran error. Hemos roto completamente el equilibrio de la naturaleza. Formamos parte de ella, lo que le hacemos a la naturaleza nos lo hacemos a nosotros mismos.
¿Qué zona destacarías por su respeto al medio ambiente?
Costa Rica es uno de los países con mayor biodiversidad mundial y donde más se respeta y cuida la naturaleza. En general, las poblaciones indígenas y aborígenes de todo el planeta son culturas que viven en equilibrio con la naturaleza y que, como parte de ella, están desapareciendo, expulsadas de sus tierras, condenadas a vivir en reservas y desarraigadas de sus costumbres.
¿Crees que la pandemia del coronavirus es una respuesta de la naturaleza al comportamiento del hombre?
La teoría socialmente aceptada es que el coronavirus es una zoonosis con foco en el mercado de Wuhan (China), un virus que ha saltado de una especie salvaje (pangolín, murciélago…), pero no se sabe a ciencia cierta dónde está el origen. De lo que no cabe ninguna duda es de que la invasión que estamos haciendo en todos los ecosistemas, además de estar acabando con la biodiversidad mundial, está poniendo en contacto a humanos con especies salvajes portadoras de virus. Por poner un ejemplo, el deshielo de los polos está liberando bacterias y virus que habían permanecido retenidas en el permafrost (capa de suelo permanente congelada de las capas muy frías) durante miles de años, el tráfico ilegal de especies salvajes pone en contacto a personas con animales en los que la mutación de un virus puede saltar al humano… La mejor vacuna contra las pandemias es el cuidado del medio ambiente.
Personas, sociedades, gobiernos, todos tenemos una responsabilidad con la salud del planeta
Dices que “no hay frontera más infranqueable que aquella que nos impide creer en algo”, ¿confías en que el ser humano termine cuidando el planeta?
Por supuesto, tenemos el poder de construir el futuro, de crear la realidad y escribir la historia. Es un camino largo y difícil, son muchos los intereses en juego, pero confío plenamente en el ser humano y mantengo la esperanza. Cada vez son más las personas concienciadas, la preocupación medioambiental ocupa cada vez más las agendas políticas, como la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Tenemos que ser conscientes de que ya no es una opción, una posibilidad, sino una obligación y una necesidad. Los científicos alertan de las graves consecuencias que puede tener para la vida en el planeta no tomar medidas urgentes.
Como habitante de este planeta, ¿qué puedo hacer para conservarlo y dejar una mejor herencia a los que nos siguen?
Son muchas las medidas a tomar. No sirve de nada una acción individual y aislada, hace falta una acción global y conjunta por parte de toda la sociedad. Para contrarrestar el calentamiento global, es necesario sustituir los combustibles fósiles por fuentes de energía limpias y alternativas, como la solar y la eólica. Para acabar con la contaminación es necesario realizar un consumo responsable y una economía circular: reducir-reciclar-reutilizar. La obsolescencia programada debería estar considerada un delito contra la salud pública. Para frenar la alarmante pérdida de biodiversidad y la sobre explotación de los recursos debemos practicar una producción sostenible en todos los ámbitos de la economía. Estas medidas nos atañen a todos, personas, sociedades y gobiernos y deben fomentarse a través de la educación (escuelas, universidades, medios de comunicación…), la legislación y la investigación.
El mar ocupa 3/4 partes del planeta Tierra, deberíamos llamarle planeta Agua
El día 8 de junio es el Día Mundial de los Océanos y en su honor es tu nuevo libro, “La llamada del océano”. ¿Cómo concienciarnos de la importancia que tienen los océanos para la salud de nuestro planeta?
Sí, el 2 de junio publico mi nuevo libro, en el que narro la expedición que me llevó entre 2018 y 2019 a unir nadando los cinco continentes para lanzar un mensaje de conservación de los océanos. Unos días más tarde, el 5 de junio, es el Día Mundial del Medio Ambiente y el 8 de junio, el Día Mundial de los Océanos, por lo que la publicación del libro está completamente alineada con los momentos que vivimos. Vivimos en un planeta donde más del 70% de la superficie está cubierta por agua. Todos los días escuchamos noticias sobre la contaminación por plásticos, la pérdida de biodiversidad por sobre explotación pesquera, la subida del nivel del mar por el calentamiento global. Sin embargo, el mar es el gran olvidado, hasta el punto de que ocupando ¾ partes del planeta llamamos Tierra a lo que debería ser planeta Agua. Creemos que el Amazonas es el pulmón del planeta, pero no es así, son los océanos. Los océanos son los que más oxígeno emiten a la atmósfera y los que más CO2 capturan. Hay tanto CO2 en la atmósfera como consecuencia de la actividad humana que está provocando la acidificación de los océanos y eso se está traduciendo en fenómenos como el blanqueamiento de los corales o que especies como los crustáceos tengan problemas para fabricar sus conchas. No somos conscientes de la salud de los océanos para la salud del planeta y de la Humanidad.
¿Dónde tienes puesto tu próximo objetivo?
Estoy preparando una nueva expedición para 2021 íntimamente ligada a la conservación de los océanos, ¡estad atentos!
¿Qué te llena de vida?
Estar en contacto con la naturaleza.
Naturaleza Savia destaca:
- Podemos ser nuestro mejor compañero de viaje o el peor y eso se plasma en nuestra salud física y emocional. Merece la pena el autoconocimiento porque de quien nunca nos vamos a coger vacaciones es de nosotros mismos. De la relación que tengamos con nosotros mismos depende también la relación con nuestro entorno y aquellos que nos rodean.
- «El humano, aún siendo también un animal, es capaz de lo mejor y de lo peor. El mayor tesoro de mis expediciones son las personas, comprobar cómo más allá de la nacionalidad, las religiones o el idioma, somos todos muy parecidos».
- La mejor vacuna contra las pandemias es el cuidado del medio ambiente.
- «Una de las maravillas de pasar 24 horas al día durante tres años a la intemperie es que eres testigo de los hermosos espectáculos que la naturaleza ofrece al mundo. Vas rebasando meridianos y sientes el planeta como un inmenso ser vivo del que formamos parte y en el que todo está interconectado».
- Considerar la naturaleza de nuestra propiedad y, por tanto, no respetarla, no apreciarla, no sentirnos agradecidos y creernos con el derecho a explotarla es un gran error. Hemos roto completamente su equilibrio.
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