Como mujeres hemos avanzado mucho socialmente pero todavía quedan muchas creencias que nos limitan. Digamos adiós a los viejos mandatos que nos restringen
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se conmemora la lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad en la sociedad. Representa la lucha contra la desigualdad entre hombres y mujeres.
Hemos avanzado mucho socialmente pero aún quedan creencias culturales sobre la mujer que nos limitan.
¿Y si hacemos también una reivindicación en nuestro interior? Decir adiós a los “viejos mandatos sociales y familiares” que nos limitan y restringen la libertad desde nuestro interior y, que si no modificamos, pasaremos de nuevo a la siguiente generación.
No es fácil encontrar la felicidad dentro de nosotras mismas pero es imposible encontrarla en otra parte
Decía Agnes Repplier que no es fácil encontrar la felicidad dentro de nosotras mismas pero es imposible encontrarla en otra parte. Para ser felices necesitamos liberarnos de muchos de esos “mandatos de género”.
¿Qué son los mandatos? Suelen ser mensajes restrictivos y prohibiciones con los que hemos cargado inconscientemente. Muchos de estos mensajes son transmitidos de generación en generación de manera involuntaria, inconsciente y sin palabras, con gestos sutiles o con comentarios “dichos de pasada” o frases sobre otras personas.
Los mandatos nos roban la libertad y nos cargan de culpa
Son los filtros limitantes con los que hemos aprendido a pensar y percibir el mundo y a los demás. Nos roban la libertad, nos cargan de culpa y crean creencias que se convierten en el guion de la película que nos contamos y nos van a condicionar para interpretar las situaciones y tomar decisiones.
Por ejemplo:
- Las mujeres han de poner las necesidades de los demás por delante de las suyas.
- Las mujeres deben de ser discretas para no generar problemas.
- La ira no es propia de las mujere: “Mira qué buena es fulanita que no se enfada”
- No estés gorda, para ser feliz y que te quieran tienes que estar delgada.
- No serás capaz de lograrlo por ser mujer.
- Una mujer nunca puede ser líder-
- Las mujeres han de ser sensibles y cariñosas siempre.
- Las buenas mujeres mantienen limpias sus casas…
Los mandatos inconscientes de género nos moldean y determinan el tipo de trabajo que puedo tener, dónde y cómo vivir, la pareja que he de elegir… Se puede ver claramente en ejemplos como: “En esta familia todas las mujeres somos enfermeras”, “las mujeres de esta familia son madres jóvenes”…
Los aceptamos inconscientemente desde niños porque determinan la pertenencia a nuestro sistema familiar
¿Por qué hemos aceptado esos mandatos? En los mandatos está implícito lo que nuestro clan familiar valora y respeta y de algún modo en esos códigos se determina tu pertenencia o exclusión del sistema. Firmamos esos contratos para pertenecer al sistema a cualquier precio, nos mantenemos en ellos desde nuestro niña interior herida que no se siente capaz de decir “no” y rechazar los deseos de los padres. Desafiar el mandato, cuestionarlo, alejarse de él, es la forma de iniciar el camino propio.
Muchas veces esos mandatos son contradictorios, por eso las mujeres nos sentimos generalmente tan culpables por todo: nos sentimos culpables si no trabajamos y también si trabajamos y dedicamos menos tiempo a nuestros hijos. Si sólo cuidamos a nuestros hijos nos sentimos culpables de no desarrollarnos. Nos sentimos culpables por ganar más dinero que nuestras parejas o por ganar menos y ser una carga. Nos sentimos culpables si no tenemos pasiones o aficiones o si dedicamos energía a ellos. Nos sentimos culpables cuando necesitamos estar solas, cuando nos sentimos cansadas, cuando nos enfadamos, cuando ponemos límites…
Observar los mandatos recibidos nos permite ser conscientes de cómo hemos sido programadas por los “deberías” y los “no deberías”. ¿Y si me cuestiono qué es lo que debo y no debo hacer o pensar?
¿Estoy dispuesta a construir una nueva realidad desde mi propia mirada? ¿Una realidad que me reconcilie con lo que yo quiero y yo elijo?
Desarrolla tu fortaleza interna y desafía las viejas programaciones familiares
Vamos a incorporar afirmaciones del tipo “Yo soy…”, “Yo elijo…”, “Yo quiero…” seguido de enunciados positivos: “Yo elijo pensar así”, “Yo quiero vivir feliz como empresaria”… ¿Cuáles serían tus afirmaciones?
Ésa es una manera consciente de desarrollar tu fortaleza interna y desafiar las viejas programaciones familiares.
Puedo también preguntarme: ¿Es esto lo que realmente quiero para mí? Esa pregunta tan básica nos abre un mundo de posibilidades.
Para cambiar el “debo” o “tengo que”, otra poderosa y clasificadora pregunta es decirme: «Y yo, a día de hoy, realmente, ¿qué es lo quiero?, ¿quiero hacerlo?».
Por ejemplo:
- “Tengo que llamar a mi madre todos los días”
- «¿Quiero llamar a mi madre todos los días?»
- “Quiero llamar a mi madre todos los días”.
Observa hoy las frases que indicas con “tengo que”, hazte esa pregunta y comprueba si puedes iniciar la frase con “Quiero…”.
Feliz Día y sobre todo Feliz Nueva Vida menos limitante.
Tatiana Muñoz
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Naturaleza Savia destaca:
- ¿Y si hacemos también una reivindicación en nuestro interior? Decir adiós a los “viejos mandatos sociales y familiares” que nos limitan y restringen la libertad desde nuestro interior y, que si no modificamos, pasaremos de nuevo a la siguiente generación.
- ¿Qué son los mandatos? Suelen ser mensajes restrictivos y prohibiciones con los que hemos cargado inconscientemente transmitidos de generación en generación. Son los filtros limitantes con los que hemos aprendido a pensar y percibir el mundo y a los demás. Nos roban la libertad, nos cargan de culpa y crean creencias que se convierten en el guion de la película que nos contamos y nos van a condicionar.
- Observar los mandatos recibidos nos permite ser conscientes de cómo hemos sido programadas por los “deberías” y los “no deberías”. ¿Y si me cuestiono qué es lo que debo y no debo hacer o pensar?
- Vamos a incorporar afirmaciones del tipo “Yo soy…”, “Yo elijo…”, “Yo quiero…” seguido de enunciados positivos: “Yo elijo pensar así”, “Yo quiero vivir feliz como empresaria”… ¿Cuáles serían tus afirmaciones?
Llénate de vida