Son días de frío y menos luz pero no por ello menos salud. Toma nota de estas prácticas medidas para afrontar la estación más saludable del año
El invierno es sano, con tal de que lo aceptes, lo disfrutes y lo respetes; es decir, siempre que te adaptes a la estación. Si consciente o inconscientemente lo rechazas, además de perderte su gran belleza, tenderás a negarlo y dejarás de observar las sencillas medidas que hacen del invierno la estación más saludable del año.
Estas medidas son:
- Comer caliente. Lo mejor, las lentejas; comerlas y entrar en calor es todo uno. Valdría la pena investigar su acción, secularmente comprobada, relacionada quizá con el hipotálamo y el sistema nervioso simpático.
- Dormir más. En invierno hay menos horas de luz, la glándula pineal está menos activa y el sueño se prolonga. Que las pantallas no le roben su tiempo.
- Abrigarse los pies. Los zapatitos con medias no son suficientes, necesitas un calzado con suela espesa que te proteja del frío del suelo; en casa, también. Sin bienestar no hay estética que valga.
- Abrigarse la cabeza. La mayor parte del calor del cuerpo se pierde por ahí.
- Si eres mujer, protege especialmente la zona urogenital a fin de prevenir las dolorosas y pesadas cistitis.
- Evita las relaciones sexuales en ambientes fríos.
- Si sales de un sitio caliente, abrígate, aunque sea sólo para cruzar la calle.
- No pongas la calefacción demasiado fuerte, ponte más ropa. No confundas la respuesta termorreguladora del cuerpo. El exceso de calor reseca las mucosas respiratorias, que son nuestra primera defensa ante las infecciones por vía atmosférica. Es mejor no dormir con la calefacción puesta, porque durmiendo es como se regenera el organismo, incluidas las mucosas. Además, es inevitable soñar y soñando se abre la boca, incluso puede que tengas calor y te destapes. Los niños son especialmente sensibles al reseco de garganta, en seguida empiezan a toser, entonces los padres suben más la calefacción y así hasta que se ponen malos.
- Conecta con la naturaleza invernal. No hay nada más bello que la silueta de un árbol desnudo. Encuentra tu equilibrio entre las salidas al aire libre, muy necesarias siempre, y el recogimiento, igualmente necesario, y más en invierno. El cuerpo humano está conformado para caminar por los campos, es el ejercicio más básico, si bien la vida civilizada hace indispensable el complementarlo con otras prácticas. En realidad, en invierno hay más horas de luz aprovechables, al no tener que evitar las horas de calor.
- También conviene tener alguna actividad casera que nos satisfaga, intelectual, artística, manual, física, espiritual… Esa actividad que te hace desear quedarte o meterte en casa para ponerte a ello. Si no tienes compañía, recuerda que estar solo no es estar aislado, es estar unido a toda clase de seres al nivel más profundo, el del amor incondicional.
Katia Cócera
Bióloga y profesora de yoga
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Naturaleza Savia destaca:
- A cada estación, su comida. En invierno, come caliente; lo mejor, las lentejas.
- Es época de dormir más y repartir a tiempos iguales el disfrute de la naturaleza con el goce de actividades en el interior.
- Abrígate bien, desde los pies hasta la cabeza.