La gratitud es uno de los ingredientes básicos de la fórmula del bienestar, es presencia, es fortaleza, es paz interior
Unos policías escoltaban a una mujer y a su hija pequeña, que debían subir a un avión comercial en un aeropuerto de España, en el que serían deportadas a su país. Cuando subían las escaleras hacia el avión, la madre se puso a hacer sus necesidades. Las recogió del suelo, se embadurnó el cuerpo entero y acto seguido hizo lo mismo con su hija, cubrirla con sus propios excrementos.
La historia, real, me impresionó. Qué desesperación debía vivir esta mujer para llegar a estos extremos cuando, además, lo único que conseguiría era retrasar su salida de España hasta el próximo vuelo con destino a su país de origen.
Son estas historias y tantos dramas los que nos hacen replantearnos la vida y sentirnos afortunados con lo que tenemos… hasta dos días después, que lo hemos olvidado.
También nos sentimos agradecidos por nuestra salud cuando nos mejoramos de un catarro y pensamos que qué bien se está sano. Pero es tan breve como un suspiro.
El resto de nuestros días, quizás usemos la palabra gracias, sí, quizás, pero lo hacemos como nos enseñaron nuestros padres de niños, con el automático. Como un resorte reaccionamos a sus palabras en nuestra mente: ‘Qué se dice’. ‘Gracias’…
El que agradece vive cada momento y eso es todo lo que necesitamos
La gratitud es mucho más que un simple gracias. La gratitud pasa por tomar conciencia de cada minuto de nuestro día: es darse cuenta cada mañana al levantarse de la fortuna de haber dormido en una cama cálida, de la suerte de poder ducharse con agua caliente y jabón, de poder llevarse algo a la boca, de poder ponerse unas prendas acorde a la temperatura exterior, de sentir el sol… Quítate cualquier cosa de éstas: has pasado mucho frío por la noche y no has pegado ojo, no tienes agua para poder ducharte, alguien se ha acabado la última galleta… estarías ya de mal humor todo el día.
La gratitud es uno de los ingredientes básicos de la fórmula del bienestar, es presencia, es inhalar profundamente el momento en el que estamos, tomando conciencia de todo eso que tenemos.
La gratitud es un sentimiento de asombro, de sorpresa, de descubrimiento. El que agradece es el que vive cada momento. Y eso es todo lo que podemos necesitar en la vida: a cada momento le basta con vivirlo, a cada presente con sentirlo.
La gratitud ayuda a mejorar la relación con los demás y con uno mismo
Ser agradecido es aceptar la vida como es, es dar la espalda a la queja constante, a la ambición desmesurada, al egocentrismo. Si disfrutáramos de lo que tenemos, no necesitaríamos más. Sabríamos que a cada momento tenemos lo que necesitamos, ni más ni menos. Y eso da una paz interior que es fuente inagotable.
La gratitud engrandece, aumenta la autoestima, inhibe los pensamientos negativos, ayuda a mejorar la relación con los demás y con uno mismo, conlleva paz y luz interior, fortalece, ayuda a saborear las experiencias positivas de la vida y a afrontar las circunstancias adversas.
Cada mañana, al levantarnos, tenemos el arma más poderosa que podamos imaginar para afrontar el día, nos tenemos a nosotros mismos. Podemos dar las gracias por ello. Cuando te levantes, cuando pongas un pie sobre una de tus zapatillas, empieza a decir gracias, así antes de tener los dos pies sobre el suelo habrás dicho la palabra mágica: gracias porque me he despertado un día más, porque mientras dormía todas las células de mi cuerpo estaban trabajando para mí, gracias porque tengo un nuevo día por delante para vivir, para descubrir, para aspirar… gracias.
Para comenzar a practicar la gratitud, puedes escribir cada día al levantarte diez cosas por las que te sientes agradecido o cada noche, antes de acostarte, recordar tu día y pensar las cosas buenas que te han ocurrido. Elige una y agradécela. Al principio te costará pensar en ello, no estamos acostumbrados a valorar lo que nos viene regalado; al final, lo que te costará es elegir sólo una cosa por la que te sientas agradecido este día. Y mientras lo piensas y decides te habrás sentido agradecido por muchas cosas.
Agradecimiento a la vida y también a los que te rodean
Elige una persona de tu entorno y piensa en todo lo que te ha dado en la vida, en todo lo que le agradecerías si fueses auténtico, si pudiésemos quitarnos de un plumazo todas las capas que llevamos encima y pudiésemos decirle desde el corazón lo agradecidos que estamos de tenerle ahí. Dale las gracias por todo ello, puedes hacerlo en persona, lo cual la otra persona agradecerá mucho, o puedes hacerlo en una carta. Quizá te atrevas a dársela, quizá no. Aun no dándosela, la próxima vez que veas a esa persona te sentirás mucho más agradecida, mucho más plena.
Una persona agradecida se llena de amor y no tiene cabida para el odio ni para el victimismo y las quejas. La gratitud es una fiel compañera de vida.
La gratitud es luz, es paz, es fortaleza y puede acompañarte a cada instante de tu vida. Como dice Gibran Jalil Gibran, ‘’en el rocío de las cosas pequeñas, el corazón encuentra su alborada y se refresca’’.
Y es que la gratitud es la memoria del corazón, ese corazón que late con fuerza en tu interior, deseoso de ser escuchado y de escuchar, de sentir, de acompañarte, de vivir.
Naturaleza Savia destaca:
- La gratitud es mucho más que un simple gracias. Ser agradecido es aceptar la vida como es, es dar la espalda a la queja constante, a la ambición desmesurada, al egocentrismo. Si disfrutáramos de lo que tenemos, no necesitaríamos más. Sabríamos que a cada momento tenemos lo que necesitamos, ni más ni menos. Y eso da una paz interior que es fuente inagotable.
- Una persona agradecida se llena de amor y no tiene cabida para el odio ni para el victimismo y las quejas. La gratitud es una fiel compañera de vida.
- La gratitud es fortaleza y puede acompañarte a cada instante de tu vida. Como dice Gibran Jalil Gibran, ‘’en el rocío de las cosas pequeñas, el corazón encuentra su alborada y se refresca’’. Y es que la gratitud es la memoria del corazón, ese corazón que late con fuerza en tu interior, deseoso de ser escuchado y de escuchar, de sentir, de acompañarte, de vivir.