Con estos consejos y un poco de fuerza de voluntad, te sentirás mucho mejor por fuera y por dentro
En estos días de incertidumbre, es fácil caer en la tentación de sucumbir a la comida y el alcohol para ocultar nuestras emociones negativas en nuestra vida diaria. Sin embargo, ahora, más que nunca, es momento de cuidarnos y trabajar por nuestro equilibrio y bienestar.
Identifica el origen del deseo de comer. ¿Estoy estresad@ o aburrid@? Me acabo de pelear con alguien ¿y necesito comer chocolate? Responder a nuestro estado de ánimo con comida sólo nos condena a relacionar chocolate con tranquilidad. Si bien el azúcar de los postres cura cualquier malestar anímico, sustituir la urgencia con una distracción te será de gran ayuda. Cuando te des cuenta de que vas a buscar en la comida una válvula de escape, ocúpate en algo o háblale a un amigo. Mantén tu atención plena para “pillarte” en esos momentos previos y trabaja en tu autocontrol, especialmente cuando tus ganas excedan la norma de lo adecuado y quieras terminarte una docena de donuts tú solit@.
Escucha tus antojos de vez en cuando. Puede parecer que nos estamos contradiciendo, pero saciar algún que otro “antojo” te recordará que estás en una alimentación sana y no en un castigo. Elige tus platos a conciencia, como una pechuga de pollo asada para, después, poder permitirte el capricho de chocolate al final.
No te saltes el desayuno. Cuando llevas un estilo de vida activo, saludable, y lo combinas con el ejercicio, recomiendo de cinco a seis comidas al día. Si te despiertas temprano, desayuna y cuando llegue la hora del almuerzo, a mediodía, media taza de yogur griego y un poco de fruta mantendrán tu hambre a raya. Preparar tu propia comida te dará una idea bastante clara de lo que te estás llevando a la boca.
Haz las paces con el alcohol. A veces nos apetece una bebida con alcohol pero, siendo realistas, conocemos los efectos de ese cóctel en tu cuerpo. No es salud. Una de las consecuencias de la resaca es la deshidratación además de que las bebidas con toques frutales son más dulces que la miel. Una copa de vino o una cerveza pueden proporcionarnos ese placer deseado sin excedernos, pero es importante que no vaya a más.
El esfuerzo vale la pena porque, ante todo, tú vales la pena
Convierte a los snacks en tus nuevos mejores amigos. Cuando hablo de las cinco (o seis) comidas al día, no me refiero a múltiples oportunidades de arrasar con el refrigerador. Tres comidas fuertes (desayuno, comida y cena) y dos o tres “picoteos” al día mantendrán tu metabolismo funcionando. Para bajar de peso no hay que matarse de hambre, sino aprender a comer. Un puñadito de nueces, arándanos o media manzana son tres alternativas perfectas entre comidas que te ayudarán a mantenerte a distancia de la bolsa de patatas fritas.
Recuérdate que vale la pena. Ponerte notas en el refrigerador, en tu agenda o en el ordenador son esos pequeños recordatorios de que este viaje que emprendiste hacia cuerpo y mente sanos vale muchísimo la pena; sobre todo, tú eres el primer@ que vales la pena.
Rodéate de buenas vibraciones. Pasar más tiempo en casa no es excusa para saquear la nevera; después de todo, lo que menos necesitas es sufrir las consecuencias de un mal cambio de hábitos. Si vas a tener una cena virtual con tus amig@s, ofrécete a llevar una alternativa saludable. ¿O qué tal un entrante que no incluya comida empanada y rebozada? Al manifestarle a tus amigos la importancia que esta dieta tiene para ti e incluso hacerlos partícipes de este proceso, te sentirás acompañad@. Si tienes la confianza de pedirle a alguien que te detenga cuando quieras correr a la nevera, pídele que lo haga.
Haz una lista. Haz un planning en un papel con tus avances y recaídas, te ayudará a comprenderte y prestar más atención la próxima vez que te sientas vulnerable. “Por qué estoy haciendo esto” y “por qué tengo que dejar de hacer esto” son dos preguntas fáciles de responderte y de documentar para mantenerte en el camino con muchos menos desvíos.
Cuando te sientas dominad@ por la comida, procura ser más fuerte que el deseo. Piensa que esa sensibilidad por determinados alimentos es circunstancial y temporal pero que, si se vuelve constante, probará tu debilidad y hará que, por la apetencia de comer, dejes de lado todo lo que te propongas. En cambio, si la derrotas, podrás cambiar muchos aspectos de tu vida, tanto físicos como internos.
Si te pones a ello, pronto verás resultados, pero si no te ves con fuerza y capaz para hacerlo sol@ y crees que necesitas ayuda y alguien que te acompañe como tu «SHERPA» para lograr ese objetivo de salud y bienestar, sólo tienes que preguntarme por mis servicios y te ayudaré.
Envíame un email y te informo: info@xaviermiralpeix.com o un whatsapp al +34 679 569 968
Xavier Miralpeix, coach nutricional y deportivo
Naturaleza Savia destaca:
- Mantente atent@ para darte cuenta de cuándo recurres a la comida o bebida como válvula de escape.
- Comer con conciencia te permitirá regalarte un antojo de vez en cuando.
- Para bajar de peso no hay que matarse de hambre, sino aprender a comer.
- Recuerda siempre que si has decidido llevar una vida saludable es porque, por encima de todo, tú vales la pena.