Con motivo del Día del Orgasmo Femenino, recordamos la historia de la sexualidad femenina y cómo hoy día sigue pesando sobre el disfrute de la mujer
“Paroxismo histérico”. Ésa es la palabreja con la que en el siglo XIX definían a los orgasmos de las mujeres (las mujeres con vulva porque, por supuesto, ni se tenía en cuenta a las mujeres que no la tienen). Pero la historia va más allá…
En esa época, los médicos decían que la mayoría de mujeres padecían de histeria, una supuesta enfermedad con síntomas como ansiedad, irritabilidad, tener fantasías sexuales, etc. Esto no era algo nuevo porque desde el Antiguo Egipto siempre se ha hablado de las “perturbaciones del útero” y de la mujer como enferma si se mantenía mucho tiempo estéril, sin tener hijos o como un ser endemoniado o bruja.
Para ponerle remedio, según ellos, se llevaron a cabo decenas de tratamientos inimaginables a lo largo de la historia, desde vapores para expulsar “al mal que habitaba en el útero”, montar a caballo o en bici hasta masajes genitales en consultas médicas. Pero ¡ojo!, no pienses que estos masajes tenían algo que ver con lo sexual, para nada. Sólo se concebía la sexualidad como un fin para la reproducción y sólo era válida si había penetración. Estos masajes eran “un tratamiento para una mujer histérica”.
¿Podías imaginarte que el origen del primer vibrador era como utensilio para tratar médicamente a una mujer que llamaban histérica?
Cada vez había más casos y las consultas se llenaban y las manos que hacían esos masajes se cansaban… (por supuesto, el clítoris no era algo que tuvieran en mente porque diferenciaban entre orgasmo clitoriano-inmaduro y orgasmo vaginal-maduro y el único que valía dentro de una relación. Ay, si hubieran sabido que todo eso era
mentira, todo el tiempo que se hubieran ahorrado…). Para aumentar la eficacia del tratamiento, Joseph Mortimen Granville, un médico británico inventó… ¡el primer vibrador! Después se empezaron a fabricar unos vibradores personales para “no pasar por la vergüenza” de ir a consulta y así podías hacerte el tratamiento en casa e incluso había vibradores que cambiando el cabezal, se transformaban en ¡batidora!
No hay día que no me acuerde de esta historia desde que la descubrí, pero con motivo del Día del Orgasmo Femenino, el 8 de agosto, quería compartirla contigo por varios motivos. ¿Podías imaginarte que el origen del primer vibrador era como utensilio para tratar médicamente a una mujer que llamaban histérica? ¿Alguna vez te han llamado eso? Creo que a muchas nos lo han llamado y varias veces al día…
El placer de la mujer sigue siendo secundario
Te lo cuento porque aunque te parezca lejano, esos pensamientos siguen conviviendo con nosotras. De una manera u otra, nuestro placer sigue siendo secundario. Se nos sigue atormentando con la idea de que la penetración vaginal es la única válida de un encuentro erótico, con la que debemos tener miles de
orgasmos que nos lleven a las estrellas, gritar y gemir como en las películas, y ya de paso, llegar a la vez que nuestro compañero.
Las consecuencias de esto las veo cada día: una mujer de unos 50 años que me contaba que por fin ha logrado tener un orgasmo y descubrir su sexualidad con una nueva pareja después de décadas de matrimonio con otra persona que sólo se tenía en cuenta a él; varias chicas en la veintena que recuerdan su primera relación sexual
con miedo y dolor y que ha tenido como consecuencia que ahora no disfruten de su placer e incluso tengan dificultades a la hora de la penetración; adolescentes preocupadas por eso de “la primera vez duele” y que desconocen absolutamente las sensaciones de su cuerpo o que poseen 8000 terminaciones nerviosas que existen
sólo para el placer en sus clítoris o que se creen “muñecas rotas” por no disfrutar y llegar al clímax en las penetraciones; o personas que siguen dividiendo los orgasmos en clitoriano y vaginal y, por supuesto, sintiéndose culpables si pertenecen al primer grupo (sólo un dato: 7-8 mujeres de cada 10 no llegan al orgasmo con la penetración vaginal, necesitan de la estimulación del clítoris).
Respira… Cada mujer, persona y su sexualidad son un mundo y si disfrutas con la penetración, genial, y si no y necesitas al clítoris, también maravilloso.
La sexualidad es un camino tan bello que no se puede reducir a un guion preestablecido
Por eso y más, hoy te animo a gritar por unas sexualidades libres, llenas de autoconocimiento, placer, descubrimientos y miedos que se vencen con respeto, amor y disfrute. La sexualidad es un camino tan bello de sensaciones, crecimiento, desarrollo, emociones y respuestas de nuestro cuerpo que no se puede reducir a un
guion preestablecido de “besitos y esas cosas del antes”, “meter-sacar” y que llegue el orgasmo, no.
¡Qué bonito es disfrutar del viaje dejando que fluya y que sea el cuerpo el que te guíe, dejándonos sentir(nos), disfrutar del antes, durante y después porque todo cuenta! Y si llega el orgasmo, será genial, y si no llega, que al menos sintamos que ese momento erótico nos llenó como personas, como mujeres, pero eso sí, sin olvidar
que nunca más dejaremos que nos llamen histéricas y que nuestros orgasmos están ¡en nuestros derechos!
Será un placer acompañarte si tienes alguna duda.
Nieves Lara
Psicóloga-Sexóloga, Terapeuta de pareja
Experta en Violencia de género y menores
https://sexpsualidad.wixsite.com/sexpsualidad
Naturaleza Savia destaca:
- En el siglo XIX definían los orgasmos de las mujeres como «paroxismo histérico». Los médicos decían que la mayoría de mujeres padecían de histeria, una supuesta enfermedad con síntomas como ansiedad, irritabilidad, tener fantasías sexuales, etc.
- Se sigue atormentando a la mujer con la idea de que la penetración vaginal es la única válida de un encuentro erótico.
- Cada mujer, persona y su sexualidad son un mundo y si disfrutas con la penetración, genial, y si no y necesitas al clítoris, también maravilloso.