Los niños tienen mucho que aprender de los adultos, los adultos también de los niños. Un cuento con una pizca de humor sobre la sabiduría e inteligencia de unas personas y la simpleza de otras…
Un embajador del duque de Milán estaba en Florencia, en los tiempos de Lorenzo de Medici. Un día, este último, para entretenerlo, mandó traer a un niño de unos cinco o seis años de edad que era dueño de un talento y un ingenio extraordinarios y que decía cosas dignas de un adulto.
Cuando el niño ya había maravillado a todos, Lorenzo le preguntó al embajador qué pensaba de él.
-El cerebro del niño -dijo el embajador- con el tiempo ha de crecer en tamaño. Por eso los niños que son muy inteligentes de pequeños se vuelven simples y estúpidos cuando maduran.
El niño se acercó en ese instante al embajador y le dijo:
-Señor, sin duda usted fue muy inteligente en su infancia.
Cuento de Lodovico Domenichi extraído de «Los cuentos más breves del mundo. De Esopo a Kafka«
Naturaleza Savia destaca:
- Los niños tienen una sabiduría especial que no se debe infravalorar.
- La necesidad de querer quedar por encima de los demás se puede volver en nuestra contra.