El 18 de octubre se celebra el Día Mundial de Protección de la Naturaleza, que busca incentivar la responsabilidad social que tenemos de cuidar el medio ambiente
Nos encontramos en un momento crítico en el que nuestra huella ecológica supera la capacidad del planeta para regenerar lo que se consume. Hoy más que nunca, la protección de la naturaleza se convierte en un asunto de prioridad esencial.
La naturaleza es nuestra casa, nuestro refugio, nuestra fuente de alimentos, nuestro bienestar, nuestra madre; sin embargo, la estamos destruyendo a medida que nos alejamos de ella por nuestro estilo de vida. Vivimos en sociedades que han desconectado del vínculo que tenían con la naturaleza. En nuestro devenir diario no hay lugar para ella, estamos dominados por un estilo de vida acelerado, el estrés es nuestro compañero de viaje y, pese a todo, vivimos en una profunda insatisfacción, instalados en un sistema que va en contra de la naturaleza.
Nuestra conducta destructiva hacia la naturaleza está poniendo en peligro nuestra propia salud
La naturaleza es fuente de vida, pero no la hemos cuidado, hemos actuado pensando que era una fuente inagotable de recursos, pero nuestra manera de vivir basada en el modelo de “usar y tirar” nos ha ido mostrando que no es así. La naturaleza nos ha enviado un mensaje para que la cuidemos y reconectemos con ella.
Fenómenos como las pandemias como la que estamos sufriendo actualmente o el cambio climático tienen su origen en la destrucción de la naturaleza, de nuestra madre tierra. La acción humana es la responsable de la deforestación de grandes zonas de nuestro planeta o del tráfico de especies.
Al degradar los ecosistemas, estamos desprotegidos ante numerosos patógenos que pueden ser el origen de enfermedades. Todos estos fenómenos ilustran cómo nuestra conducta destructiva hacia la naturaleza está poniendo en peligro nuestra propia salud, una dura realidad que ha sido ignorada durante décadas. El mejor escudo para hacerles frente es tener una naturaleza sana, pero la estamos destruyendo a pasos agigantados.
El modelo actual es insostenible, debemos reconciliarnos con la naturaleza
Nuestro planeta está en crisis. Nos está enviando señales de agotamiento ecológico y ambiental. El modelo económico actual es insostenible. Tenemos que buscar el equilibrio entre las necesidades humanas y los límites planetarios. Debemos buscar un estilo de vida sostenible que nos reconcilie con la naturaleza. El hombre es un elemento más de ella y está en equilibrio cuando ambos están en armonía.
La mejor manera de proteger algo es conocerlo; sin embargo, la mayoría de la población vive en entornos urbanos desnaturalizados y esto está provocando lo que se conoce como “déficit de naturaleza”, que es especialmente importante en el caso de los niños. En esencia, este déficit de naturaleza se identifica con una pérdida de la comunión con los demás seres vivos y afecta a la salud y el bienestar de los más pequeños.
La conexión con la naturaleza debe ser considerada un derecho humano
El escritor Richard Louv sostiene desde hace tiempo la teoría de que la conexión con la naturaleza debe ser considerada como un derecho humano. El tiempo que pasamos en un entorno natural provoca múltiples beneficios.
Una de las técnicas ancestrales para conectar con la naturaleza y experimentar estos beneficios son los denominados “baños de bosque”. Los baños de bosque (“Shinrin-yoku” en japonés) son una práctica originaria de Japón que se comenzó a popularizar por los años 80. Dado el éxodo rural masivo en un país donde aproximadamente el 80 por ciento de su población vive en ciudades, el gobierno nipón decidió promover esta iniciativa consistente en visitar zonas de bosque y conectar con el entorno: observar, caminar, sentarse, escuchar. En definitiva, se trata de caminar por la naturaleza con los cinco sentidos.
Esta experiencia consiste en pasear y pasar tiempo en la naturaleza, con el objetivo de mejorar la salud en general, el bienestar personal y el estado anímico y espiritual, buscar una conexión con nuestro propio cuerpo y con el entorno natural. Incluso hay quienes lo relacionan con una manera de proteger los bosques como espacios forestales de alto valor ecológico.
Al vivir la naturaleza con los cinco sentidos, nos comprometemos a su cuidado
Lo más importante, en este caso, es nuestra predisposición para vivir esta experiencia. Es fundamental agudizar nuestros cinco sentidos: escuchar, estar relajado, hacer una respiración consciente, aceptar y reconocer la presencia propia y dejar que los sentidos sientan y disfruten de lo que hay a su alrededor. Para conectarse con la naturaleza hay que dejarse llevar y dedicarse sólo a sentir y observar. Dejar libre la mente de cualquier otro pensamiento. Es vivir una experiencia sensorial. Se trata, en definitiva, de tomar conciencia del beneficio que nos aporta la naturaleza y, por lo tanto, de comprometernos con su cuidado.
La humanidad se enfrenta a un momento clave para nuestra especie. Nos encontramos en una encrucijada en la que hay que elegir por dónde queremos continuar. Es el momento de cambiar nuestra relación con la naturaleza, reconectarnos y tomar acciones para conservarla o continuar el camino que nos ha conducido a este punto crítico.
Debemos empezar a devolver tanto como lo que tomamos de ella y, para eso, debemos entender que nuestro bienestar depende del buen estado de salud de la naturaleza. No hay otro camino.
Es momento de reparar los daños provocados
Frente a todo este panorama desolador hay lugar para la esperanza, celebrando el Día Mundial de la protección de la Naturaleza debemos ser conscientes de la necesidad de cuidarla, de reparar los daños que le hemos hecho, de ayudar a que sane, de respetarla, de vivir en armonía con ella, de que, en definitiva, siga albergando vida.
Para logarlo toda pequeña acción cuenta, nosotros como individuos podemos poner nuestro granito de arena viviendo de manera sostenible y respetuosa con la naturaleza, pero también son urgentes respuestas de acción colectivas que reviertan los daños causados.
La mejor herencia que podemos dejar a las generaciones futuras es un planeta habitable, porque la Tierra no pertenece a los humanos, sino que son estos los que pertenecen a la Tierra. Protejamos a la naturaleza y ella cuidará de nosotros.
Marta Santafé
Naturaleza Savia destaca:
- La naturaleza es nuestra casa, nuestro refugio, nuestra fuente de alimentos, nuestro bienestar, nuestra madre; sin embargo, la estamos destruyendo a medida que nos alejamos de ella por nuestro estilo de vida. Vivimos desconectados de ella y profundamente insatisfechos.
- Nuestro planeta está en crisis. Nos está enviando señales de agotamiento ecológico y ambiental. Debemos buscar un estilo de vida sostenible que nos reconcilie con la naturaleza.
- La humanidad se enfrenta a un momento clave para nuestra especie. Nos encontramos en una encrucijada en la que hay que elegir por dónde queremos continuar. Es el momento de cambiar nuestra relación con la naturaleza, reconectarnos y tomar acciones para conservarla o continuar el camino que nos ha conducido a este punto crítico.
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