Las emociones están para ayudarnos pero nos da tanto miedo nuestro universo emocional que en vez de atenderlas las huimos, perpetuando el problema. Conviértelas en tus aliadas
Estamos atravesando un etapa difícil en la humanidad, con mucha incertidumbre, lo que está provocando que muchas personas se sientan bloqueadas y con grandes anhelos de volver cuanto antes a la normalidad.
Desde mi experiencia como coach personal y gestión emocional, soy consciente de que hay muchas personas a las que les cuesta mucho hablar de sus emociones; sin embargo, cuando se trata de hablar de algún tipo de dolencia física, no tienen reparo en acudir a un profesional. Y ése es mi objetivo hoy aquí, dar consciencia a las personas de que todos necesitamos ayuda y de que todos somos capaces de sacar la mejor versión de nosotros mismos. Buscar y recibir apoyo para transitar por un camino no es sinónimo de insuficiencia es sinónimo de amor incondicional.
En estos momentos, una de las más emociones que más reinan es el miedo. Trabajemos en generar el plano físico, mental y emocional para despertar ante esta situación de confinamiento, ver qué hay más allá dentro de cada uno de nosotros y encontrar soluciones para nuestro equilibrio y bienestar.
Qué hacer cuando el miedo se apodera de ti
Nos pasamos la vida intentando huir de nosotros mismos porque nos hace sentir vulnerables y por eso nos encerramos en una zona de confort donde creamos una vida bastante previsible porque esto nos da seguridad ante lo que ya conocemos. Salir de nuestras profundidades nos da miedo.
Todos estamos conectando con nuestro niño interior, que está asustado y se siente muy perdido. El problema es que, como adultos, nos exigimos no tener miedo, intentamos evadirnos porque nos asusta esta sensación.
¿Por qué las personas relacionan la emoción del miedo con algo negativo y de lo que no se puede aprender? Porque nos asusta mucho y no nos permitimos escuchar el mensaje que nos quiere transmitir. Por ejemplo, hablar sobre temas relacionados con la enfermedad y la muerte nos da pavor, por lo general porque no sabemos cómo enfrentarlos.
Es muy importante enfocarse en la solución y no en el problema
En realidad, la enfermedad forma parte de la vida al igual que la muerte y la aceptación de que es una continuidad de la misma nos permite hablar de ello. Para entenderlo, cuando te duele el pecho y no sabes lo que tienes, te da miedo ir al médico. ¿Qué hacer en este caso? En vez de evitar enfrentarte a lo que te pasa, analiza si ese dolor de pecho se debe a alguna circunstancia que estás atravesando en este momento y te genera ansiedad. Pararte y detectar esa emoción te ayuda a buscar una solución. Si no tienes ansiedad y es un dolor físico, ir al médico te permitirá buscar la solución para tomar la medicación oportuna para tu dolencia física, en vez de seguir con ese dolor de pecho ignorándolo y convirtiéndolo seguro en un problema. Es muy importante enfocarse en la solución y no en el problema porque de lo contrario se vuelve perjudicial para nuestra salud física y emocional.
Las emociones están aquí para alertarnos
Ante la incertidumbre que estamos sufriendo es normal sentir miedo, pero tenemos que analizar para qué está este tipo de emoción y qué nos quiere decir.
El miedo es una emoción que nos quiere proteger pero tiene dos aspectos opuestos, uno funcional y otro disfuncional. El funcional nos prepara para algo y esto no es malo. El disfuncional nos paraliza y, por tanto, no nos permite tomar acción y avanzar.
Por ejemplo, siguiendo con el ejemplo del dolor en el pecho, si, analizando la situación, percibes que es ansiedad, en vez de paralizarte, que es la reacción inmediata, vívelo como una advertencia para gestionar las emociones.
Herramientas prácticas para gestionar una emoción
Lo primero que habría que hacer para reconocer y gestionar nuestras emociones sería:
- Identificar, reconocer y comprender lo que nos está sucediendo.
- Analizar de dónde viene.
- Aceptarla, sentirla, reflexionar sobre qué me aporta, qué voy a aprender de ello. Aceptar es el paso que abre la puerta a las infinitas posibilidades, a que toda la magia llegue a nosotros.
- Soltar cómo nos sentimos, liberarnos.
- Dar las gracias porque eso nos lleva a reconocer que nos hemos comprometido con nosotros mismos, que sabemos que esto funcionará, es un proceso de confianza.
El proceso de regulación emocional se compone, en su modelo clásico, de seis pasos muy definidos:
1. Detectar la emoción.
2. Atender la emoción.
3. Etiquetar y poner nombre.
4. Normalizar, que es la aceptación de cómo te encuentras.
5. Analizar la emoción; es decir, por qué me siento de una manera determinada, qué sentido adaptativo tiene para mí encontrarme así, si me está ayudando o no…
6. Regular la emoción, que sería emplear todas las estrategias cognitivas, fisiológicas y conductuales para intentar reducir la frecuencia y la intensidad de esa emoción que nos crea malestar.
Tu diálogo interior, sé tu mejor amigo
Cuando te sientas asustado, habla contigo mismo de la compasión. Tu diálogo interno podría ser: «Sientes miedo, pero estoy contigo y te voy a acompañar en este proceso para superarlo juntos».
Eso, poco a poco, irá transformando tu miedo en amor y en fuerzas para llevar toda esta situación de la mejor manera posible sacando a la luz aquellos recursos que ni siquiera sabías que tenías pero que, en situaciones de crisis y límite, si se les permite, suelen salir.
Cada uno tiene su propia sabiduría para crecer y superarse en estas circunstancias. No pierdas la oportunidad de dejar salir tu mejor versión.
Cómo utilizar las emociones a tu favor
Hay que ser conscientes de los patrones de reacción desde donde podemos decidir cómo vivir la emoción y qué hacemos con ella y no con la reacción inmediata.
¿Os acordáis de la película de «El sexto sentido»? El niño era el único que podía ver lo que otras personas no podían, éstas venían a transmitirle un mensaje y, una vez que lo escuchaba y los ayudaba, ya dejaba de tener miedo porque había convertido esa emoción en su aliado.
Hay que poner atención en las emociones porque traen un mensaje que toca aprender y una necesidad que tenemos.
De vez en cuando haz una pausa y repasa mentalmente tu cuerpo para identificar dónde estás sintiendo esa emoción
Hay una herramienta muy sencilla como parar e identificar qué estás sintiendo. Las emociones se sienten en el cuerpo. Haz una pausa y un escaneo mental a través de tu cuerpo para identificar en qué parte física estás sintiendo esa emoción.
Otra herramienta es la respiración. En la vida cotidiana no nos ponemos en pausa. Es bueno integrarla para frenar el impulso, nos va a ayudar a tomar conciencia, nos va a hacer sentirnos más tranquilos y a disminuir el nivel de intensidad en el malestar. Desde la pausa podremos gestionar el cómo expresar lo que sentimos reflexionando y decidiendo cómo responder a esa emoción.
Para sentir una verdadera conexión contigo mismo, una recomendación es darnos un espacio para sentir las emociones que hay en nuestro cuerpo al ritmo de nuestros pensamientos para liberar todo aquello que estamos sintiendo.
Esta práctica de reflexión a primera hora de la mañana, para ver cómo sentirte durante el día, o al final del día, para ver cómo te sentiste y qué emociones tuviste para soltar, y descansar es bueno convertirlo en un hábito que nos ayude a nuestra salud mental, emocional y física porque todo lo que nos pase al nivel de emociones y pensamientos repercute en nuestro cuerpo físico.
Date la oportunidad de entrar en tu mundo de emociones, será un gran aprendizaje
Anímate a entrar en el Universo Emocional, nos da miedo porque puede ser muy profundo destapando cosas, como abrir la caja de Pandora. Sin embargo, te animo a hacerlo; date la oportunidad de explorar ahí para aprender de ti mismo y para encontrar un aprendizaje personal enorme. Eso, al final, con el paso del tiempo, te va a reportar y ayudar a estar bien física, mental, emocional y espiritualmente.
Lo que sentimos es cierta resistencia por dominar la montaña rusa de nuestras emociones de bajadas y subidas pero cuando aprendas a dominarla y cómo salir de esa bajada y volver a subir, tendremos un aprendizaje enorme y estaremos haciendo mucho para nuestra calidad de vida.
En la medida en que nos hagamos cargo de nuestras emociones, las gestionaremos de forma sana con los demás y estaremos construyendo un mundo mejor.
Silvia Cristina García López
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Naturaleza Savia destaca:
- Todos necesitamos ayuda y todos somos capaces de sacar la mejor versión de nosotros mismos. Buscar y recibir apoyo para transitar por un camino no es sinónimo de insuficiencia es sinónimo de amor incondicional.
- Ante la incertidumbre que estamos sufriendo es normal sentir miedo, pero tenemos que analizar para qué está este tipo de emoción y qué nos quiere decir.
- Hay que ser conscientes de los patrones de reacción desde donde podemos decidir cómo vivir la emoción y qué hacemos con ella y no con la reacción inmediata.
Llénate de vida