Cuando comemos de más o alimentos poco naturales el cuerpo se queda sin energía para depurar toxinas, una función imprescindible para la buena salud de nuestro organismo
Las buenas prácticas alimentarias y depurativas son imprescindibles para estar saludables, sobre todo hoy en día que estamos mucho más expuestos a las toxinas que en cualquier otro momento histórico.
¿Cómo eliminarlas? Lo primero que debes saber es que el cuerpo siempre está en continua actividad. Realiza tres tipos de actividades: digiere, luego depura y en tercer lugar repara. Si comemos más de la cuenta o alimentos muy densos energéticamente, nuestro cuerpo gastará mucha energía y tiempo en digerir y procesar los nutrientes presentes en el alimento hasta el punto de que ya no le quedará suficiente energía para depurar las toxinas presentes en nuestro cuerpo ni para reparar nuestras células dañadas o enfermas.
Nos venden productos «sanos» que están llenos de sustancias nocivas
Si queremos que el cuerpo pueda depurar nuestras toxinas, hay varias prácticas que podemos ir incorporando:
La primera práctica es dejar de comer toxinas. Parece muy obvio, pero no lo es tanto. Muchas opciones que consideramos saludables no lo son. Nos venden en los supermercados productos “con semillas” o “sin gluten” que parecen muy sanos a simple vista pero que están llenos de sustancias nocivas para el cuerpo. Es muy importante leer siempre las etiquetas: ¿Qué ingredientes contiene? Si no conocemos lo que son, el cuerpo menos va a saber procesarlas.
La segunda práctica es el ayuno intermitente, que ha adquirido mucha popularidad en los últimos tiempos, pero es milenaria. Consiste en estar entre 12 y 16 horas sin ingerir alimentos. Se puede beber agua o alguna infusión, pero sin azúcar ni edulcorante. Parece una eternidad de tiempo, pero es más fácil de lo que pensamos. Por ejemplo, podemos terminar de cenar a las 21 h. y volver a comer a las 9 h. del día siguiente. Tal vez lo más complicado es organizar los horarios para cenar relativamente temprano, pero una vez que estableces tu rutina, comenzarás a sentir los cambios. Con este hábito le das al cuerpo tiempo para que, además de digerir, pueda depurar y reparar las células.
La tercera práctica es incorporar zumos sin fibra. Los nutrientes entran casi directamente al torrente sanguíneo al carecer de fibra que retrase la digestión. Los azúcares de las frutas y verduras son de fácil digestión, por lo que el cuerpo recibe los nutrientes rápidamente de forma natural y luego comienza la labor de depurar las toxinas que andan dando vueltas. Es importante considerar las frutas y verduras a consumir. Mi recomendación es usar varias verduras y elegir una sola fruta. Esto se debe a que la fruta tiene mucho azúcar. Mi combinación favorita para mis mañanas es espinaca, apio, pepino, jengibre y manzana.
Siempre probad hasta que encontréis lo que os conviene, no todo funciona por igual para todos
Os animo a ir incorporando las prácticas para sentirnos cada vez más sanos, livianos y felices, teniendo siempre en cuenta que no todo funciona por igual para todos. Muchas veces sucede que la teoría es fantástica, pero, por nuestro estilo de vida y hábitos, no es algo que sea compatible en el día a día. Yo, por ejemplo, fui crudivegana durante un año; me gustaba mucho ese tipo de alimentación. Sin embargo, después de un tiempo, no pude adaptarla a mi vida cotidiana porque mis rutinas y hábitos cambiaron. Comencé, entonces, a buscar opciones vegetarianas lo más alineadas posible a mis creencias, pero ya no 100% crudi.
Lo importante es disfrutar el momento sin volvernos locos. El estrés que genera obligarse a un estilo de dieta a veces es contraproducente. Eso sí, siempre hay casos excepcionales, como cuando uno está con cierta patología. Ahí sí considero que es muy importante ponerse firme con la alimentación. He tenido la oportunidad de ver cómo más de un centenar de personas se curaban de enfermedades crónicas cambiando sus hábitos alimenticios junto con planes de depuración.
María Belén Gidoni
Naturaleza Savia destaca:
- El cuerpo digiere, depura y repara. Son tres funciones básicas; sin embargo, cuando no comemos correctamente nos quedamos en la primera, no elimina toxinas ni repara células dañadas.
- Es fundamental dejar de comer toxinas y para ello es importante mirar las etiquetas de los alimentos. En ocasiones, ofrecen como «saludable» lo que es nocivo para el cuerpo, rompiendo su equilibrio y bienestar.
- El ayuno intermitente es muy beneficioso para un cuerpo lleno de salud que cumpla su función depurativa y reparadora.
- Cuando tomamos zumos sin fibra, los nutrientes entran casi directamente al torrente sanguíneo al carecer de fibra que retrase la digestión.