El buen funcionamiento de nuestra sistema inmunitario depende en gran medida de lo que comemos. Conoce qué alimentación te ayudará a afrontar fuerte los meses de frío y pandemia
Para que el sistema inmunitario, que protege el organismo, funcione de manera eficiente, es muy importante una ingesta adecuada de vitaminas y oligoelementos.
La deficiencia de micronutrientes suprime las funciones inmunes y aumenta la susceptibilidad a las infecciones, con una mayor morbilidad y mortalidad. A su vez, las infecciones agravan las deficiencias de micronutrientes al reducir la ingesta de nutrientes, aumentar las pérdidas y alterar las vías metabólicas.
La ingesta insuficiente de micronutrientes es habitual en personas con trastornos alimenticios, en fumadores (tanto activos como pasivos), en individuos con abuso crónico de alcohol, en pacientes con ciertas enfermedades, durante el embarazo y la lactancia y en los ancianos. Con el envejecimiento se observan una variedad de cambios en el sistema inmunitario, que se traducen en respuestas inmunes innatas y adaptativas menos efectivas y una mayor susceptibilidad a las infecciones.
Las vitaminas y oligoelementos antioxidantes (vitaminas C, E, selenio, cobre y zinc) modulan la función de las células inmunes y la ingesta adecuada de vitaminas B 6, ácido fólico, B 12 y hierro respalda una respuesta inmune, de ahí la importancia de tomar alimentos ricos en éstos.
Llena tu nevera de alimentos ricos en vitamina C y verduras de hoja verde
En esta época del año, ten presente la siguiente alimentación en tu menú semanal: frutos secos, en especial almendras y nueces; legumbres (muy recomendadas las lentejas), verduras de hoja verde, brócoli, col, coliflor y repollo; pimiento y tomate; pavo, hígado y pollo y pescados, como el salmón; cereales (pan, arroz o pasta integrales); huevos, ajo, cebolla, germen de trigo, aceite de oliva, lácteos y frutas como fresas, kiwi, naranja, limón, arándanos, aguacate, granada o manzanas. Para beber es muy beneficioso el té verde.
Por otro lado, la vitamina A juega un papel importante en la respuesta de anticuerpos. Un déficit de vitamina A deteriora la capacidad para contrarrestar los patógenos extracelulares. Para tener cubierta una buena ingesta, apuesta por huevos y lácteos, hígado, mantequilla y frutas como melocotón y albaricoque, cerezas y melón.
Un 50 por ciento de la población está en riesgo de padecer deficiencia de vitamina D
La deficiencia de vitamina D, por su parte, también se correlaciona con una mayor susceptibilidad a las infecciones. La vitamina D es importante desde el punto de vista de la salud ósea y para el sistema inmune. Su déficit se ha relacionado con mayor riesgo de padecer ciertas patologías como cáncer, enfermedad cardiovascular o la esclerosis múltiple.
A pesar de la síntesis cutánea y de la dieta se estima que más del 50% de la población está en riesgo de padecer deficiencia de vitamina D. Este riesgo es mayor en adolescentes, ancianos y en cualquier individuo que no reciba suficiente luz solar.
Los alimentos ricos en vitamina D no se consumen en abundancia. Apuesta para tu dieta por pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa, el hígado, los lácteos enteros y la yema de huevo. También existen suplementos extras que pueden recomendar el médico o farmacéutico, especialmente importantes en esta época ya que el bajo nivel de vitamina D en invierno facilita que se produzcan epidemias virales.
La vitamina D puede reducir también el riesgo de pandemias y disminuye el riesgo de muchas enfermedades crónicas, como cánceres, enfermedades cardiovasculares, infecciones crónicas del tracto respiratorio (ITR), diabetes mellitus e hipertensión.
A partir de las pruebas disponibles, algunos autores plantean la hipótesis de que la suplementación con vitamina D podría reducir la incidencia, la gravedad y el riesgo de muerte por gripe, neumonía y la actual epidemia de COVID19.
Dr. Ramón de Cangas
Naturaleza Savia destaca:
Para que el sistema inmunitario, que protege el organismo, funcione de manera eficiente, es muy importante una ingesta adecuada de vitaminas y oligoelementos.
En esta época del año, ten presente la siguiente alimentación en tu menú semanal: frutos secos, en especial almendras y nueces; legumbres (muy recomendadas las lentejas), verduras de hoja verde, brócoli, col, coliflor y repollo; pimiento y tomate; pavo, hígado y pollo y pescados, como el salmón; cereales (pan, arroz o pasta integrales); huevos, ajo, cebolla, germen de trigo, aceite de oliva, lácteos y frutas como fresas, kiwi, naranja, limón, arándanos, aguacate, granada o manzanas. Para beber es muy beneficioso el té verde.
Si la ingesta de vitamina D no se cubre con la alimentación, se recomienda consultar al médico o farmacéutico para tomarla como suplemento.