Esta conocida parábola hindú, atribuida al poeta Rumi, nos habla del error al pensar que tenemos la verdad absoluta
Seis hindúes sabios, inclinados al estudio, quisieron saber qué era un elefante. Como eran ciegos, decidieron hacerlo mediante el tacto.
El primero en llegar junto al elefante chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared«.
El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante es como una lanza«.
El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: «¡Dios me libre! El elefante es como una serpiente«.
El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol«.
El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: «Aún el más ciego de los hombres se daría cuenta de que el elefante es como un abanico«.
El sexto, quien tocó la oscilante cola, acotó: «El elefante es muy parecido a una soga«.
Y así, los sabios discutían largo y tendido, cada uno excesivamente terco y violento en su propia opinión y, aunque parcialmente en lo cierto, estaban todos equivocados.
Si quieres conocer más historias para la reflexión de la sabiduría popular india, te gustará este libro, una recopilación de Ramiro Calle, «101 cuentos clásicos de la India» (ed. Edaf).
Naturaleza Savia destaca:
¿Y si intentásemos ver las cosas no sólo desde nuestro punto de vista?
¿Valoramos lo que opinan los demás?
¿Es posible conocer la realidad total?
¿Se puede estar equivocado y a la vez en lo cierto?
Llénate de vida